El pasado 15 y 16 de marzo se llevó a cabo la segunda edición del Horrid Days, un festival dedicado al metal extremo y underground.
Así como el año pasado, Supremo fue el recinto que albergó este imponente festival, y debo decir que realmente impresionó por su impecable organización. Cada presentación comenzó con una puntualidad precisa, los horarios se respetaron a la perfección, la iluminación fue excelente, la seguridad estuvo a la altura y los servicios fueron de primera: baños limpios, accesibles y con iluminación. En definitiva, un 666/666 en todos los aspectos.
La selección de bandas fue simplemente magistral. Entre los actos internacionales destacaron Demoncy, Antediluvian, Black Hurst, Abysmal Lord, Caveman Cult, The Ruins of Beverast, Morpheus Descends, Concrete Winds, Tyrannic, Omegavortex e Infestation of Evil, representando lo mejor de los diferentes subgéneros del Black, Death y Doom metal. Por otro lado, las bandas nacionales Noctambulism, Unblessed Domain, Tombstoners y Hell Desecrator abrieron con fuerza ambos días, dejando claro que en México el metal extremo cuenta con exponentes de altísima calidad.

Demoncy, encargados de cerrar la jornada del sábado, pisaron por primera vez la Ciudad de México y lo hicieron de manera impecable. Con más de 30 años de trayectoria y considerados pioneros del Black Metal estadounidense, nos entregaron una dosis pura de oscuridad noventera. Su presentación nos sumergió en una atmósfera esotérica y sombría, transportándonos a las raíces más ocultas del género. Un cierre brutal para la primera noche del festival.



Antediluvian, desde Canadá, trajo consigo un caos sonoro denso y envolvente. La iluminación se fusionó perfectamente con su ruido ominoso, creando un ambiente sofocante y ritualístico. Mención especial para la baterista Mars Sekhmet, cuya ejecución fue absolutamente salvaje y descomunal. Lo que nos hicieron sentir es algo irrepetible, una experiencia única que ojalá podamos revivir en el futuro.


Black Hurst materializó el misticismo pagano con su demoledor Black Metal neoyorquino. Su presentación nos llevó a un viaje de oscuridad etérea, con una puesta en escena arrolladora. Con brutalidad y ocultismo como estandartes, lograron evocar la esencia cruda del Black Metal de principios de los 90, dejando una huella imborrable en todos los asistentes.

Abysmal Lord, originarios de Nueva Orleans, nos volaron la cabeza con su devastador Black/Death. Su propuesta, extrema y subterránea, se ejecutó con una ferocidad implacable. Con riffs caóticos, agresivos y una vocalización completamente demente, demostraron que la brutalidad no está peleada con la calidad. Sin duda, una banda que mantiene vivo el legado de Beherit y Sarcófago.

Caveman Cult nos ofreció una de las presentaciones más intensas del festival. Su fusión de Black y Death Metal arrastró a la audiencia en un torbellino de agresión y violencia sonora. Cada riff fue un golpe directo, y su energía desbordante convirtió su set en un frenesí absoluto de adrenalina y caos.


(MORIMOS Y NO LLEGAMOS A HELL DESECRATOR E INFESTATION OF EVIL)
Morpheus Descends trajo consigo la esencia más pura del Death Metal. Su brutalidad encendió el único moshpit del festival, y vaya que lo hicieron valer. Madrazo tras madrazo, su set no dio tregua y convirtió cada segundo en una descarga de poder. Todos nos quedamos con ganas de más, esperamos que su próximo regreso incluya un set más extenso.
Concrete Winds nos dejó marcados con una de las presentaciones más aplastantes del festival. Jonatan Johansson y Mikko Josefsson ejecutaron su set con una intensidad y velocidad extrema que nos mantuvo en un estado de euforia total. Un caos sonoro inolvidable que todos los presentes recordarán por mucho tiempo.
Tyrannic, desde Australia, destacó con su impecable ejecución de Black Metal, fusionando influencias que generaron atmósferas Doom envolventes. Su baterista/vocalista aportó un nivel de profundidad brutal a su sonido, dejando claro por qué fueron una de las bandas más esperadas del festival.
Noctambulism nos dio una verdadera cátedra de Death Metal subterráneo. Activos desde los 80, los originarios de Nuevo León han sabido mantenerse como una de las bandas más sólidas de la escena underground. Su energía y ferocidad en el escenario fueron una prueba contundente de por qué tienen un lugar bien merecido en el metal extremo nacional.
Tombstoners, desde Mexicali, fueron una de las bandas más demoledoras del festival. Su Death/Black Metal, con ligeros matices Stoner, elevó la vara con su ejecución precisa y demoledora. Cada riff fue un mazazo, consolidando su reputación como una de las propuestas más potentes de la escena nacional.
Omegavortex trajo una tormenta de brutalidad y oscuridad. Sus temas, centrados en el horror cósmico y el caos, crearon una atmósfera opresiva e hipnótica. Aunque algunos temas tuvieron que ser reiniciados por fallas en la ejecución, los alemanes supieron reponerse y entregarnos un set feroz y demoledor de Black/Death Metal.
Unblessed Domain, encargados de inaugurar la jornada del domingo, lo hicieron con un Death Metal agresivo y contundente. Desde Tijuana, estos cabrones pusieron en alto la escena nacional con su brutalidad innegable.
The Ruins of Beverast fue el cierre perfecto para esta edición del Horrid Days. Desde Alemania, nos sumergieron en un torbellino de Blackened Doom Metal que hipnotizó a todos los presentes. Se notaba que muchos esperaban con ansias su set, y la banda cumplió con creces. Alexander von Meilenwald y compañía nos envolvieron en un trance oscuro y profundo, cerrando con broche de oro la noche.
Para aquellos que aún tenían energía (y dinero para más chelas), la música no se detuvo hasta la madrugada con un set de vinilos, extendiendo la experiencia del festival unas cuantas horas más.
En comparación con el año pasado, la organizadora Ancient Death Rituals dobleteó sus esfuerzos, haciendo la organización de manera más eficiente. A diferencia del año pasado, este año se sintió más presente los puestos de merch, que ahora se ubicaron en el cuarto donde anteriormente solía ser el área de bebidas y comida. Por otro lado, respecto a la iluminación, que fue una queja personal el año pasado, ésta mejoró, aunque en algunos actos de este año se sentía que aún faltaba un poco más. Sin embargo, no le quita el hecho de que la iluminación estuvo más enriquecida, mejorando la atmósfera de cada acto que se vivió.
No queda más que agradecer a los organizadores del Horrid Days, al staff del evento, al personal de Supremo (todos muy amables y atentos, ojalá sigan así), a las bandas que se rifaron ambos días y a toda la banda con la que convivimos ese fin de semana. El Horrid Days se consolida como uno de los mejores festivales actuales (dentro del Black Metal & de Metal en México): un cartel brutal, audio impecable, baños limpios y una oferta de mercancía bastante chida.
¡Ya se la saben! En 2026 nos vemos en el Horrid Days… o púdranse en el infierno.
Texto por:
- Ana Ruíz Hernández Aquí el Insta de AnnLux_Concert
- Iván Plaza Medina Aquí el Insta de Ivan
Fotos por Iván Plaza Medina
